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jueves, 5 de diciembre de 2013

Crimen de Agustín Espinosa


   Agustín Espinosa fue un escritor nacido en el Puerto de la Cruz en Tenerife en el año 1897. Este autor colaboró en varias revistas en las que se encuentra La Gaceta Literaria, La Rosa de los Vientos y Gaceta de Arte. Su mayor aportación fue la publicación de varios textos literarios recogidos en La Gaceta del Arte, textos surrealistas que formaban parte de su obra Crimen publicada en 1934 con la cubierta de Óscar Domínguez, pintor y poeta surrealista canario. Su obra corresponde a la prosa surrealista española perteneciente al  movimiento de André Breton.
   Esta obra realza todo el sentimiento del movimiento surrealista. Se estructura en cuatro partes coincidiendo con las estaciones del año donde se desarrollan varios relatos en cada una. Está publicada como una novela, pero no sigue los patrones de una novela común. Comienza con un prólogo, seguido de las estaciones, primavera, verano, otoño, invierno y un epílogo para finalizar. Fusiona varios géneros, escrito en prosa en la que se puede incluir la novela, el cuento y el diario. Un juego constante entre la realidad y los sueños, entre la conciencia y el inconsciente. Además, incorpora las características propias del surrealismo como los sueños, el erotismo, la imaginación, lo irracional, la falta de patrones, el humor negro, relatos macabros, sadismo, la crítica a las tradiciones, así como a la religión y aspectos cotidianos de la época. El pensamiento libre del subconsciente que para este movimiento, se trataba del pensamiento real y verdadero.
   Todos los relatos de la obra son narraciones en primera y tercera persona. Además, el autor juega con los tiempos verbales y sus combinaciones. No existe una idea principal, a pesar de parecer en ocasiones incoherente, no es así, puesto que está cargado de simbología y paralelismos que caracterizan a este movimiento y este autor. Sin embargo, sí menciona constantemente a una mujer, María Ana, la supuesta mujer del narrador a la que ha asesinado y la importancia de ésta, puesto que aparece en la mayoría de los relatos, de una forma u otra.
   La primera parte, Primavera, está dividida en cinco relatos. Cada uno de ellos se lleva a cabo antes del amanecer o al trascurrir la tarde, horas intermedias entre la plena luz y la oscuridad absoluta.
   El primer relato titulado Luna de Miel, se aprecia unas exhaustivas descripciones de varias cosas en las que se encuentra la cabeza de María Ana, que hace referencia a un amor juvenil, un amor constante, que pese a que la persona en sí no está viva, es un sentimiento de pertenencia, como si viviese en el narrador, en el protagonista y que no desaparecerá hasta su propia muerte. También, a través de estas descripciones existe una estrecha relación entre la simbología y los acontecimientos de la realidad de la época como por ejemplo:
   “En el cielo, que empezaba a hacerse apenas rosado, flotaba una gran cruz oblonga a cuyo alrededor volaban varios cuervos silenciosos como siniestro rebaño de ataúdes alados.”
   Este fragmento hace referencia a la religión o Iglesia, una percepción tenebrosa, algo que inspira miedo o maldad. Una clara crítica a la religión o instituciones religiosas del momento considerada como algo negativo de la sociedad. Existe un contraste constante en cuanto a estas simbologías y las descripciones de la imaginación y la naturaleza, percibido como bueno y positivo, pero que no siempre queda claro. También significa una crítica a la tradición, algo común en el movimiento surrealista.
   El segundo relato de esta primera parte se titula Hazaña de un sombrero, uno de los relatos más confusos para el lector, puesto que se percibe como un asesinato donde no queda claro su autor, pero que al finalizar se descubre que es el propio sombrero. Utiliza recursos literarios como la personificación de los objetos, en este caso el sombrero que acaba con la vida de una niña pequeña.
   El siguiente relato se titula La Nochebuena de Fígaro, un homenaje al escritor Mariano José Larra, donde se vuelve a fusionar los sueños con la realidad, entre descripciones grotescas y eróticas, mencionando otra vez a María Ana.
   ¿Era yo un caballo?, otro de los relatos dentro de la primera parte, el narrador mezcla los sueños en los sueños, una de las características más significativas de esta obra. La mención constante de su amada se debe a que era infiel a su marido y éste lo sabía, además la mujer lo odiaba, era una de las cosas que más lo torturaba y por esta razón está presente tanto en sus sueños como en sus pesadillas. Finaliza esta parte con Anelus Vespertino donde explica los hechos de su mujer. Vuelve un poco a la realidad y el fruto de la humillación del narrador.
   La segunda parte se titula Verano que se compone del relato Diario de dos cruces que abarca todas las características anteriores, pero un poco más optimista cargado de poesía y lírica en forma de prosa. También la vuelta a la ilusión, sueño y pesadillas constantes del narrador incluyendo a María Ana.
   La tercera parte se titula Otoño donde el narrador se ve envuelto en pensamientos sobre la muerte. Considerado este apartado como una mirada hacia el pasado, hacia su propia infancia entre pesadillas y sueños. Se compone por los relatos titulados La mano muerta, Retorno y ¡No! ¡No!. Este último hace referencia no sólo al origen de su crimen, aquel crimen que tiene que ver con su mujer, sino a otros que se llevan a cabo en sus relatos. Crímenes que no realiza personalmente, sino que son futo del azar y esto lo tortura, realzando de nuevo la nostalgia y la mezcla entre el consciente e inconsciente de una forma constante.
   La cuarta parte se titula Invierno que abarca dos relatos. La primera se denomina Parade, supuestamente se ubica años después de la muerte de María Ana. En este relato abarca descripciones de asesinos y asesinatos cometidos que el narrador intenta relacionar con el suyo. Las víctimas son niños y jóvenes, perfiles débiles, frágiles y hermosos. Cargadas de numerosas referencias al escritor Bécquer.
   Uno de los asesinos es una mujer mayor que aplasta con su peso a un bebé, otro asesinato lo lleva a cabo un rayo, quitándole la vida a un joven ingeniero. La muerte de unos gemelos por causa del desprendimiento de una estatua, un busto femenino. Asesinatos y descripciones de los hechos, no siempre hechos realizados por personas, pero sí objetos y fenómenos naturales personificados. Cargado de un humor negro y macabro.
   El segundo relato de esta cuarta parte se titula Diario a la sombra de una barca. Este cuenta en forma de memorias conversaciones con los asesinos, entre la ilusión y la realidad. Donde el narrador se refugia en una barca de sus pensamientos que lo torturan.
Finalmente, en el epílogo, hay un relato titulado La isla de las maldiciones. Es aquí donde el narrador se refugia de sus perseguidores. Sin embargo, no escapa de su asesinato, de su crimen y esto lo perturba y tortura constantemente. Su mente va desde la ilusión, el sueño a la realidad. Existe como un sentimiento de arrepentimiento por el asesinato de María Ana, un asesinato que se creyó que era un suicidio y esto no le deja en paz, y nunca lo hará. Hasta el día de su muerte.
   Crimen, publicada como una obra completa en Santa Cruz de Tenerife en el año 1934 produjo un gran escándalo en la isla y en sus alrededores. Recibió muchos ataques por parte de instituciones religiosas y morales, puesto que rompía con lo convencional y aceptado por la sociedad. A pesar de ello, es una de las obras más significativas de la literatura canaria y española, pese a que su nombre no es tan mencionado como otros de sus compañeros del movimiento surrealista.
   Hoy en día, sigue sorprendiendo la forma en la que está escrita y los recursos utilizados, así como la utilización de descripciones muy detalladas que a muchas personas les siguen escandalizando desde la primera página, a pesar del tiempo transcurrido.

   “Estaba casado con una mujer lo arbitrariamente hermosa para que, a pesar de su juventud insultante, fuera superior a su juventud su hermosura. Ella se masturbaba cotidianamente sobre él, mientras besaba el retrato de un muchacho de suave bigote oscuro.
Se orinaba y se descomía sobre él. Y escupía –y hasta se vomitaba- sobre aquel débil enamorado, satisfaciendo así una necesidad inencauzable y conquistando, de paso, la disciplina de una sexualidad de la que era la sola dueña y oficiante.
Ese hombre no era otro que yo mismo.”
                                                                                   Agustín Espinosa, Crimen, 1934




   La obra de Agustín Espinosa exalta las características propias del movimiento surrealista. No es una obra fácil de entender en un principio y ha habido numerosas interpretaciones sobre su significado y la simbología relacionada con la vida del propio autor, fuera del personaje de ficción. También las enormes aportaciones literarias, una forma muy singular de escribir, la confusa situación que vaga entre la conciencia e inconsciencia, entre los sueños y la realidad verdadera, así como la gran carga poética en forma de prosa y la mezcla de géneros literarios que tanto caracterizan a este movimiento.
   Sin embargo, al igual que muchas obras pertenecientes al surrealismo, así como otros aspectos o partes como la artística, no buscan lo común, lo normal como se ve reflejado en esta obra. La intención del autor es buscar una reflexión en el lector. Él cuenta sus pesadillas, pensamientos, sueños y experiencias desde un punto de vista totalmente nuevo, que en muchas ocasiones, parece que existe una falta de coherencia, pero que al contrario, todo se encuentra relacionado, ya sea entre los propios relatos o por momentos y sucesos de la época.

   Con este tipo de literatura por mucho que algunas personas quieran encasillarla y sacarle todas las características haciendo un análisis profundo de la obra que abarca no más de cincuenta páginas, no es la forma más apropiada para comprenderla. El autor cuenta y la intención es que el lector interprete libremente su significado, realzando sentimientos. Es aquí la notable utilización del erotismo, el humor negro y macabro que rompe con las novelas convencionales del momento, busca influir en el lector y hacerlo sentir e interpretar de una forma diferente, llamando la atención.

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