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jueves, 15 de enero de 2015

Entrevista a una estudiante de Neurología

   El Departamento de Biomatemática de la Universidad Complutense actualmente lleva a cabo una serie de investigaciones muy interesantes. Los profesores que lo forman son de biomatemática, estadística aplicada y colaboran con el Instituto Óptico de Madrid. Sus líneas de investigación se suelen basar en temas de neurocomputación como por ejemplo el estudio de la creación sistemas nerviosos periféricos que sean adaptables a una prótesis o estudios sobre receptores sensoriales o sobre las vías de toma de decisiones en el neurocórtex de mamíferos.

   Alba Martínez i Quer estudiante de Biología en la Universidad Complutense actualmente colaboradora del departamento sobre el tema del dimorfismo sexual. Define la Neurociencia como la disciplina que se encarga del estudio a distintos niveles de organización y función de lo que se denomina sistema nervioso tanto el central como el periférico. Le resulta interesante porque se trata de un campo con un potencial de exploración muy amplio y también porque el sistema nervioso está implicado de una forma muy íntima en prácticamente todas las disciplinas de nuestro cuerpo y naturaleza humana. Lo más ambicioso para un biólogo que quiere saber el por qué y el cómo de cómo funciona nuestro organismo.


   El proyecto que ha propuesto es el dimorfismo sexual en el cerebro. En primer lugar, se define como las diferencias anatómicas y funcionales que se dan por el mero hecho de pertenecer a un sexo u otro. Este hecho está muy poco estudiado porque nunca ha sido de gran interés económico ni científico. En estos últimos años ha habido un auge del estudio del dimorfismo sexual al comprobarse que está estrechamente ligado con determinadas probabilidades de padecer o no, todo tipo de enfermedades o trastornos. Por otro lado la disforia de género, comúnmente conocido como transexualidad. La orientación y la identidad sexual siempre ha sido facetas olvidadas de la ciencia. Bien sea por los prejuicios culturales que ha acarreado estos temas o bien por el menosprecio desde un punto de vista científico que se les ha otorgado desde siempre. Cuando empezó el proyecto se percató de que cada vez habían más evidencias sobre una posible relación entre la identidad y orientación sexual y ciertos procesos de dimorfismo sexual tanto hormonales como estructurales. Por eso, le parece interesante debido a que es un campo con tantas posibilidades y tan desconocido.

Cuando propuso a su equipo de investigación su hipótesis le dijeron: “Alba, te estas metiendo en un sitio en el que tienes que tener cuidado. Nadie te va a querer publicar nada que vaya a atentar contra un grupo determinado de personas.” Personalmente, cree que no lo es. Sin embargo, entiende las razones por las que muchas personas puedan sentirse ofendidas. Cuando se estudia una determinada anormalidad dentro la estandarización de determinadas rutas a vías neurofisiológicas y además, conlleva el tema de discriminación que podría ser objeto de justificación, aunque sea de una manera incoherente, puesto que la sociedad no está dispuesta a discriminar a una persona que padece miopía, aun sabiendo que es una anormalidad dentro de la estructura óptica estándar.

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